Javier Pérez Blanco
Barcelona 1968
Javier Pérez Blanco se inició en el mundo del vidrio hace mucho tiempo, en 1988, con apenas 20 años.
JAVIER PÉREZ BLANCO
Desde entonces, ha aprendido una enorme variedad de técnicas distintas (soplete, termoformado, neon, pintura sobre vidrio, pasta de vidrio, soplado a caña, etc), se ha formado en centros nacionales e internacionales especializados y ha tenido contacto con los mejores profesores/artistas internacionales: Bertil Vallien, Yoichi Ohira y Egidio Costantitini, entre otros.
En la Fundaciò Centre del Vidre de Barcelona-FCVB realiza el bienio 1989-91, poco después es becado por esta institución para ampliar estudios en Espace de Verre de Montreal y en el Sheridan College of Visual Arts de Ontario. Años más tarde Javier seria profesor de escultura con vidrio en la FCVB.
En 1995 finaliza su licenciatura en la facultad de Bellas Artes, especialidad de escultura, de la Universidad de Barcelona.
Con el arranque del nuevo milenio, su dedicación al diseño con vidrio y al mundo de la empresa crece. En 2001 inaugura blanco_studio showroom, una sala de exposición de obras de creación propia abierto al público en Barcelona; en 2004 crea Safeglass, una empresa, marca y patente para hacer seguro el vidrio termoformado, y otras iniciativas volcadas al diseño de mobiliario de vidrio, tarea en la que continua en la actualidad como empresario y gran profesional.
En 1999, apenas dos años después de la apertura del MAVA en octubre 1997, Javier Pérez Blanco fue invitado por Javier Gómez -que hasta el año 2003 estuvo a cargo del museo-a realizar la primera exposición monográfica. La muestra llevó por titulo "Interpretación. La acción interpretativa". La instalación Blancanieves, que fue luego adquirida por el museo a su autor, formó parte de esta exposición tan experimental y rompedora.
Blancanieves, muy conocida por nuestros visitantes, se encuentra en el torreón de la Sala III del MAVA, en un espacio oscuro y semi cerrado propicio para crear el ambiente que la obra necesita. Blancanieves es una instalación interactiva, es decir, requiere de la participación del visitante para completar el hecho artístico, porque solo cuando quien la contempla realiza una acción, la obra se activa y cobra pleno sentido.
Un texto, que es parte de la obra, acompaña el conjunto, indicando que, como Blancanieves, la obra permanece muerta o dormida y solo el amor del espectador le devuelve a la vida.
Esto invita a que nos aproximemos y demos a la obra el beso de la vida, activando entonces un mecanismo que despierta la obra.
El artista consigue así que el visitante se pregunte por el sentido de una obra de arte y su existencia objetiva, per se, o subjetiva y solo cuando es contemplada por alquilen.
