En 1994 propuso a los responsables de Cultura municipales la apertura de un museo muy singular para la ciudad, un museo de arte contemporáneo especializado en obras cuyo material o soporte fuera el vidrio. La originalidad de la propuesta, alejada de la tradición de la ciudad de Alcorcón -que se vincula históricamente con la alfarería- no fue obstáculo para que el proyecto saliera adelante con el apoyo de todos los grupos políticos. Para ello, fue fundamental el entusiasmo, la decisión y el trabajo de Javier Gómez que consiguió la donación directa de artistas internacionales, de 47 obras, a las que se sumaron 60 piezas donadas por la coleccionista Takako Sano, amiga personal del escultor, que quiso apoyar altruistamente el proyecto.
Pero además de crear el MAVA, Javier Gómez es un gran escultor, con una carrera sólida y coherente de más de 30 años. Autodidacta y extremadamente intuitivo, su sensibilidad artística le llegó por la vía del material, que bien conocía por estar trabajando en la cristalería familiar instalada en el barrio de Valderas de Alcorcón. Con las mismas láminas de vidrio plano con las que reponía ventanas para sus clientes, comenzó a realizar las primeras esculturas. Desde entonces, no dejó de investigar, de viajar, de leer, de trabajar para mejorar su obra tanto técnica como creativamente, hasta el día de hoy, que es considerado como uno de los escultores con vidrio más importantes del mundo.